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    Descipción


    La corona de brillantes hojas verdes de la cica (Cycas revoluta) recuerda tanto la de las palmeras como la de los helechos arbóreos. Justamente como palmera helecho se conoce a la Cycas circinalis, de hojas más largas y plumosas. Pero no son ni una cosa ni la otra. Estas especies pertenecen a una familia botánica cuyo linaje se remonta al Paleozoico (ver el recuadro). Son plantas de muy lento crecimiento: la corona de la Cycas revoluta puede tardar 10 años en alcanzar su tamaño máximo. Esta especie vive bien en las regiones de temperaturas medias y altas moderadas por la humedad del mar y tolera periodos cortos de heladas (-7, zonas 9-12), no así la Cycas circinalis.


    Tronco y follaje:


    El tronco piloso de la Cycas revoluta, de unos 20 centímetros de diámetro, está recubierto de los restos fibrosos del extremo de las hojas muertas. Tarda muchos años en crecer; en las plantas jóvenes apenas levanta unos centímetros. Las raíces son carnosas y pueden asomar. El follaje es perenne, coriáceo, de color verde claro u oscuro y aspecto reluciente. Las hojas son pinnadas, de 30 a 150 centímetros de largo, formadas por numerosos foliolos estrechos, largos y rígidos, acabados en una pequeña púa; nacen recurvados, de ahí revoluta. Las hojas se ordenan en una roseta simétrica en forma de vaso, que va volviéndose esférica con el tiempo.


    Flores y frutos:


    La cica es dioica, por lo tanto hay pies masculinos y femeninos. Con la polinización, los femeninos producen granos muy tóxicos. Para evitar este peligro se aconseja cultivar ejemplares de un solo sexo. Las cicas que viven en ambientes de interior difícilmente florecen.


    Cultivo y cuidados:


    Al aire libre vive mejor en sombra parcial que al sol; dentro de casa, en un lugar donde reciba sol filtrado (no directo) durante unas 4-6 horas. Prefiere un sustrato arenoso, humífero y bien drenado, con una buena capa de mulching. Necesita agua de forma regular, siempre dejando que la superficie de la tierra se seque entre riegos. Ya establecida tolera periodos cortos de sequía. El suelo debe mantener cierto grado de humedad. Las cochinillas cerosa y algodonosa y la araña roja pueden afectarla en el cultivo en interiores.


    EN EL PAISAJE DEL JURÁSICO

    La Cycas revoluta forma parte de una familia botánica, las Cicadáceas, que imperaba en el planeta en tiempos de los dinosaurios, hace 175 millones de años, junto a coníferas y helechos. Pero sus restos fósiles se remontan mucho más atrás, hasta el período Pérmico, en el Paleozoico, hace más de 250 millones de años. Aunque obviamente han evolucionado desde entonces, aún conservan características consideradas arcaicas, como su forma de reproducción.


    Esta especie en concreto es nativa de las islas del sur de Japón, donde crece en las paredes casi verticales de los acantilados calizos. En su país de origen, esta cica se cultiva desde hace siglos, incluso como bonsái. Entre los cultivares desarrollados los hay también de hojas variegadas

    Cyca revoluta - maceta 30 litros

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    La corona de brillantes hojas verdes de la cica (Cycas revoluta) recuerda tanto la de las palmeras como la de los helechos arbóreos. Justamente como palmera helecho se conoce a la Cycas circinalis, de hojas más largas y plumosas. Pero no son ni una cosa ni la otra. Estas especies pertenecen a una familia botánica cuyo linaje se remonta al Paleozoico (ver el recuadro). Son plantas de muy lento crecimiento: la corona de la Cycas revoluta puede tardar 10 años en alcanzar su tamaño máximo. Esta especie vive bien en las regiones de temperaturas medias y altas moderadas por la humedad del mar y tolera periodos cortos de heladas (-7, zonas 9-12), no así la Cycas circinalis.


    Tronco y follaje:


    El tronco piloso de la Cycas revoluta, de unos 20 centímetros de diámetro, está recubierto de los restos fibrosos del extremo de las hojas muertas. Tarda muchos años en crecer; en las plantas jóvenes apenas levanta unos centímetros. Las raíces son carnosas y pueden asomar. El follaje es perenne, coriáceo, de color verde claro u oscuro y aspecto reluciente. Las hojas son pinnadas, de 30 a 150 centímetros de largo, formadas por numerosos foliolos estrechos, largos y rígidos, acabados en una pequeña púa; nacen recurvados, de ahí revoluta. Las hojas se ordenan en una roseta simétrica en forma de vaso, que va volviéndose esférica con el tiempo.


    Flores y frutos:


    La cica es dioica, por lo tanto hay pies masculinos y femeninos. Con la polinización, los femeninos producen granos muy tóxicos. Para evitar este peligro se aconseja cultivar ejemplares de un solo sexo. Las cicas que viven en ambientes de interior difícilmente florecen.


    Cultivo y cuidados:


    Al aire libre vive mejor en sombra parcial que al sol; dentro de casa, en un lugar donde reciba sol filtrado (no directo) durante unas 4-6 horas. Prefiere un sustrato arenoso, humífero y bien drenado, con una buena capa de mulching. Necesita agua de forma regular, siempre dejando que la superficie de la tierra se seque entre riegos. Ya establecida tolera periodos cortos de sequía. El suelo debe mantener cierto grado de humedad. Las cochinillas cerosa y algodonosa y la araña roja pueden afectarla en el cultivo en interiores.


    EN EL PAISAJE DEL JURÁSICO

    La Cycas revoluta forma parte de una familia botánica, las Cicadáceas, que imperaba en el planeta en tiempos de los dinosaurios, hace 175 millones de años, junto a coníferas y helechos. Pero sus restos fósiles se remontan mucho más atrás, hasta el período Pérmico, en el Paleozoico, hace más de 250 millones de años. Aunque obviamente han evolucionado desde entonces, aún conservan características consideradas arcaicas, como su forma de reproducción.


    Esta especie en concreto es nativa de las islas del sur de Japón, donde crece en las paredes casi verticales de los acantilados calizos. En su país de origen, esta cica se cultiva desde hace siglos, incluso como bonsái. Entre los cultivares desarrollados los hay también de hojas variegadas

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